Santiago Deó, por primera vez en la historia del arbitraje español, pitaba una final olímpica. Lo hacía en la edición de Los Ángeles 1984, donde el colegiado catalán impartía justicia en el encuentro que disputaban Pakistán y Alemania.
Un encuentro que se acabaría llevando por la mínima el equipo asiático (2-1), confirmándoles así el poder adjudicarse la medalla de oro.